sábado, 25 de febrero de 2012

Desconectarse hace bien

Desconectar hace bien

Pese a que es una frase cliché no deja de tener sentido una vez que experimentamos su significado, aunque preferiría llamar “desconectarse es sano”. Suelo llevar una vida en la que internet juega un rol preponderante; blogs, redes sociales, la red, correo electrónico, conocimientos, vídeos, series, películas, reportajes, noticias, etc., en fin, hacer casi todo lo que puedes encontrar en el mundo virtual. Por esto que muchas personas suelen tener una simbiosis con la red, la cual lleva a fusionar con lo que pasa allí dentro y dejan de lado el mundo exterior, lo cual muchas veces lleva a olvidarte cosas tan básicas o simples como disfrutar la luz solar o tus necesidades básica como alimentarse o mal alimentarse y, quizás la más común, olvidar de tus regulares horas de sueño.

Este mundo virtual se conecta con tu intelecto, dejando de lado tu cuerpo; tu intelecto, tu mundo interior se ve materializado en una pantalla que está sujetas a las/los ordenes/deseos personales que se manifiestan a través de tus dedos, los cuales te abren la puerta para sacer tus necesidades intelectuales (cognitivas). Se renuncia a los/las deseos/necesidades del cuerpo y se comienza a dejar de lado, parece ser que no lo necesitamos pues gracias a los aparatos virtuales nos conectamos con el mundo, o por lo menos, con el nuevo mundo donde encontramos muchas personas que viven, piensan o se comunican como nosotros, pero… ¿hasta qué punto tenemos de lado la necesidad de conectarnos y dejar de lado aquello que es nuestro, más allá de cegarnos por esta casi adicción a la tecnología/internet?

Para responder esta pregunta intenté hacerlo una vez terminada mi experiencia de mochilero, viajero sin camino, sólo con un destino. Viajé para recorrer el famoso Valle de Elqui, IV región, Chile, y para ello renuncié a la rutina y me fui al a incertidumbre de no saber cómo llegar, dónde ir, dónde estar, qué hacer, etc., nada que tuviera una respuesta concreta de algo que podría conocer; recorrí varias partes significativas de esta región y logré llegar al valle, allí permanecí varios días sin tener la rutina virtual y sin siquiera tener la necesidad de conectarse, de no estar pendiente de lo que sucede en tus redes sociales, en tu entorno de ideas, nada, simplemente conectado a las necesidades de tu cuerpo y al mundo real; cada amanecer, cada mediodía, cada atardecer y anochecer, cada noche tenían algo para ofrecer, alguna experiencia o una enseñanza que viene y se escribe en tu propia historia, en tu propia persona. La gran enseñanza fue apreciar la vida pasada, la vida fuera de la ciudad, la vida en que eres el único que puede sentir lo que tu cuerpo  está experimentando y “disfrutar de cada momento de la vida” (otra frase cliché).

Al volver a la ciudad, literalmente descalzo me dije así mismo “Es cierto que quizás no podamos vivir así para siempre, siempre es una palabra muy grande y mientras seamos seres humanos vamos a tener necesidad de estar o conectar con otros seres humanos y por tanto establecer sistemas comunicacionales y conductuales que permitan una mejor convivencia y obtención de beneficios mutuos, por tanto ¿qué hacer con la nostalgia del pasado y añoranza de lo vivido y de estar nuevamente conectado con uno mismo?”

*texto producido por el staff de fromdistantearth.blogspot.com, todos los derechos reservados. 

No hay comentarios: