martes, 24 de noviembre de 2009

De cara a la muerte…

De cara a la muerte…


A lo largo de la historia este tópico ha sido uno de los temas más trascendentales que todas las ideologías, mitologías y religiones han tratado de explicar para que sus adeptos tengan una respuesta y así eliminar la ansiedad y miedo que genera, lo que para mucho es, la cosa más horrible que le puede pasar a un ser humano, pero como dicen los existencialistas, lo único verdadero que sabemos; la verdad absoluta que, como algunos psicoanalistas sostienen, es lo que nos impulsa a vivir.

Pese a esto, durante nuestras vidas son pocos los momentos que nos detenemos a pensar en esto, ya que lo normal es que el riesgo crece cuando entramos a la adultez mayor, por lo que olvidamos y vivimos, muchas veces, pasando por alto las cosas más bonitas que la vida nos puede entregar, como son aquellas cosas que no se ven. Olvidamos a rato a las demás personas, nos encerramos en nosotros o buscamos cosas que nos terminan desgastando más de la cuenta.

El gran problema es cuando tomas conciencia de que puedes dejar de vivir debido a un aviso, por ejemplo, médico. La noticia te quiebra, te arrebata lo que tienes y te deja inserto en un mar de dudas cuyas olas te azotan una y otra vez haciéndote pensar más de la cuenta sobre lo que probablemente podría pasar. Esto, a la vez, te lleva a darte una vuelta y mirar el camino que llevas recorrido, el que muchas veces es un vacío enorme que te deja envuelto en una tristeza mayor a la que te ha provocado la noticia anterior. Ver que no has hecho todo lo que querías, darte cuenta que no tienes grandes alegrías, darte cuenta que aquel camino ha sido un pantano de grandes tristezas, darte cuenta que no has caminado lo suficiente, darte cuenta que recién sentías que estabas caminando, te deja muerto en vida. Piensas en lo que no has hecho, en lo que quieres hacer y cómo podrías hacerlo antes de que sucediera lo que podría suceder. Sientes la necesidad por entregar todo lo que eres a las personas que amas, ayudarlas, hacerlas sentir bien e incitarlas a vivir la vida disfrutando todas aquellas pequeñas cosas que son las que más valen y que muchas veces sólo te das cuenta cuando pasas por una situación como la ya descrita.

Ves la vida de nueva forma, desentendiendo lo que muchas veces pensabas correcto, aceptas que lo único que vale es que cada segundo que estás vivo es una pequeña alegría y te impulsa de manera vertiginosa a vivir la vida con más fuerzas que antes, como una carrera que podría acabar antes de la meta, una carrera que te hace volver a crecer y a creer en las importantes cosas de la vida.

Un tema que ilustra lo descrito anteriormente.


*texto producido por el staff de fromdistantearth.blogspot.com, todos los derechos reservados.

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