martes, 27 de octubre de 2009

El hombre perfecto y la mujer perfecta, ¿existen?

El hombre perfecto y la mujer perfecta, ¿existen?



A menudo suelo escuchar a muchas féminas hablar o escribir líneas y líneas sobre el hombre perfecto, o el príncipe azul, no existen, sino que es una mera ilusión implantada por aquellos pueriles cuentos infantiles que solían deleitar, en que la imagen predominante es la de un caballero que la trate como una princesa. Mientras tanto, en el otro lado, muchos varones buscan aquella imagen como la mujer anatómicamente proporcional a los estándares de belleza y que, prácticamente, vivan por ellos, o sea, aquella princesita que yacía en las líneas de aquellos cuentos que también disfrutaron cuando pequeños.

Pero más que culpar a los cuentos de formar aquellos estereotipos que, muchas veces, terminan frustrando a los individuos cuando buscan a su media naranja, el problema venga del propio vocabulario, como Heidegger lo respaldaría. Según RAE lo perfecto se define como “Que tiene el mayor grado posible de bondad o excelencia en su línea” o, su segunda acepción, “Que posee el grado máximo de una determinada cualidad o defecto”. Esto nos lleva a cuestionar y obtener que aquel rango máximo sea relativo dependiendo el punto de vista del individuo, lo que nos llevaría a decir que la perfección no existe, una frase muy cliché por cierto. Con este compendio deberíamos de aceptar también que la imperfección tampoco existe, pues son conceptos complementarios como el bien y el mal o como aquella clásica imagen circular blanco-negra llamada ying-yang o la belleza y fealdad, lo moral y lo inmoral. Con esto, innatamente, podríamos darle veracidad al postulado especial, pero cometeríamos un gran error ya que ignoraríamos algo mencionado en las líneas anteriores; la subjetividad.

Como en todos los ámbitos que el ser humano tiende a evaluar o valorar algo, caemos en aquel juego del “lo que es bueno para mí, puede ser malo para ti”, haciéndonos responsables de definir todos aquellos valores que involuntariamente tendemos a colocarle a las situaciones u objetos de nuestra vida, como la “perfección” y la “imperfección”.

Por lo tanto, la pareja perfecta existe siempre cuando nosotros creamos en nuestra definición para aquel concepto y no neguemos el otro, pues negando uno, negamos el otro. Y, quizás, el problema real es el definir lo que, desde nuestro punto de vista, consideramos como “perfecto” e “imperfecto”, ya que la mayoría se deja llevar por cosas externas, como los cuentos, lo que lo aleja de su imagen real y lo lleva a la frustración. La clave, quizás, se encuentra en lo que Buda nos señala, en palabras simples, conociéndose a uno mismo podemos conocer a las demás personas… La pregunta inicial nos sirvió para cubrir el trasfondo principal de esta publicación: valoremos y respetemos a todos, no por igual pues es una gran utopía cristiana (principalmente), sino que, como dice la canción, “vive y deja vivir”, ya que todos vemos con diferentes colores el mundo…


*texto producido por el staff de fromdistantearth.blogspot.com, todos los derechos reservados.

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