viernes, 27 de noviembre de 2009

Una nueva vida…

Una nueva vida…



A ratos podemos encontrarnos depresivos y cuestionándonos una y otra vez porqué la vida es así, porqué estamos así, porqué no tenemos lo que queremos, porqué estamos sufriendo. Muchas tendencias actuales que están de moda gracias al delirio popular, como el famoso secreto, postulan que pensando bien, manteniendo positivos pensamientos podemos arreglar nuestras vidas. ¿Tiene razón? Tan probable que la tenga como que no, aunque, personalmente, me inclino a que no en absoluto, pues es una vaga idea que carece de fundamentos científicos y que sólo sirve como una sugestión que nos debería impulsar a mejorar y obtener lo que queremos, pues sabemos que la magia no existe.



De todas formas, el impulso de escribir este pequeño exordio es contar, quizás, parte de la experiencia de uno de los miembros del staff de este singular espacio. Pensaba en cómo cambiar su vida, en cómo mejorar y tener lo que quería, sentirse, quizás, vivo. Todo ocurrió pues conoció muchos elementos de la vida social e interpersonal que desconocía hasta entonces, lo que lo llevó a abandonar su ermitañismo y a pensar en cómo mejorar y así entrar en lo que denomina como “una nueva vida”, aunque técnicamente es una nueva etapa de su vida, pero bueno, el nombre es lo de menos. Sentía un miedo gigantesco por perder las pocas cosas y personas que tenía cerca, pero sabía, a la vez, que muchas de aquellas pocas personas que le rodeaban le hacían mal, le estancaban su vida y le alargaban aquel vacío en el que vivía, llevándolo, muchas veces, a vivir una y otra vez el mismo ciclo, sabiendo que en él sufría una y otra vez. Con mucha fuerza de voluntad, algo de valentía y dejando el miedo de la dependencia de lado, logró a atreverse a entrar en ese nuevo mundo que nuevas personas y acontecimientos le presentaron; pescó sus maletas y dejó su antigua casa de lado, recorrió ese nuevo camino hasta llegar a una nueva casa, metafóricamente hablando. Durante el camino sufrió la pérdida, el duelo como lo llamarían los psicólogos, también sintió nostalgia pero sabía, además, que ello sería parte para vivir algo mejor, salir de aquella jaula que le llevaba años y que pronto sería libre… Y así, aquel enigmático personaje logró dejar su pasado y se aventuró en una nueva travesía, que al principio le pareció extraña e, incluso, aburrida, pero que luego le tomó el gustó y ahora goza y disfruta de ella. Además, con este acto logró cerrar todas esas puertas psicológicas que le habían atormentado por tantos años, dejándolo en un caos que alguna vez lo asumió como suyo.



Simplemente, como dice aquel popular dicho “una acción vale más que mil palabras” y exactamente, podemos pensar positivamente, podemos encontrar las soluciones a muchas cosas, pero si no las llevamos a la práctica, que no es más que materializar las ideas, traerlas al mundo real, todo aquello queda atrapado en nosotros, pensando una y otra vez, en lo que puede y pudo haber sido. Quizás esta frase del filósofo Nietzsche, ayuda a comprender esta experiencia que le cambió la vida a este colega. Ésta dice así:



“¿Qué sucedería si un demonio, o lo que sea, le fuera a decir que esta vida,
como la vive ahora, como la vivió en el pasado, que deberá vivirla otra vez,
incontables veces más? No tendría nada de nuevo. Cada dolor, cada alegría, cada
detalle o cosa importante se repetirá en su vida. La misma sucesión, la misma
secuencia, una y otra vez como el reloj de arena del tiempo. Imagina la
infinidad. Considera la posibilidad de que cada acción que elija, la elige para
toda la eternidad. Entonces la vida sin vivir quedaría dentro de usted sin
vivir, para siempre. ¿Le gusta la idea? ¿Le disgusta? ¿Qué le despierta?”


*texto producido por el staff de fromdistantearth.blogspot.com, todos los derechos reservados.

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