martes, 23 de febrero de 2010

El nuevo Dios

El nuevo Dios

A lo largo de la historia humana, éstos han buscado diferentes sistemas con los que puedan explicarse los distintos fenómenos naturales. Los primeros sistemas, lo mas simples, los mas pueriles fueron las religiones, en que las divinidades eran el motor que movían aquellos métodos.

Más adelante, la duda hizo temblar a los anteriormente descritos sistemas que, cuya crisis causada, daría lugar a los nuevos sistemas que ocuparían la razón y se basarían en la simple comisura causa-efecto, lo que significó haber ganado una confianza mayor para explicar el mundo. Además le sirvió para desarrollar la tecnología, la ‘función’ que ocupa como variable a la ciencia para crear una serie de artilugio que solamente tienen como fin darle comodidad a los seres humanos.

Años, siglos y milenios más tarde y, como todo en este evolutivo mundo, los sistemas de creencias avanzaron dejando, por ejemplo, a una sólida ciencia o a unas milenarias y fervientes religiones. Pero, como sabemos, la evolución causa mutaciones entre las especies que pueden fusionarse unas con otras formando nuevas especies. Pues bien, siguiendo esta analogía, la nueva especia nacida por esta fusión ha sido la deidad creada por la fatídica ley de atracción, popularizada por el mediático libro ‘el secreto’.

‘El universo’, el creador y manejador de un equilibrio perfecto, paladín de la justicia de cada persona, en que recibirá ‘algo’ proporcional a su actuar. “Si lo visualizas en tu mente, lo materializas en la realidad” sería algo así como la frase que, por ejemplo, para los cristianos es “trata a tu prójimo como a ti mismo”. Una ideología que busca que el creyente sea un frenético optimista que conseguirá cada una de las cosas que quiere.

Más allá de criticar el mero trasfondo de todo esto, se escribió este artículo para tratar de dar un enfoque objetivo a tal ferviente fenómeno que ha atrapado a muchas personas, pues hablar sobre esto sería preguntar, por ejemplo, ¿es posible que con solo pensar podamos obtener lo que queremos? ¿Y el actuar? ¿Dónde queda? ¿Es posible que los pensamientos salgan de nuestro cuerpo? ¿Qué ocurriría con la ley de Gauss? Si no, que la verdadera reflexión sería ver que poco a poco, la humanidad va dejando aquellas irracionales creencias, o como dice Fromm la fe irracional, y embarcándose en rumbo a la razón…


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