martes, 19 de enero de 2010

Primer cumpleaño

Así es, The Toughts From Distant Earth acaba de cumplir su primer año en la web.


Su staff se encuentra agradecido por la buena recepción que ha tenido tanto a nivel nacional como internacional (67% y 33% respectivamente).


Esperamos que este espacio le siga siendo de su total agrado, que lo sigan visitando y, lo esencial, es que les sirva para que, desde una mirada quizás distinta, les sirva para reflexionar y buscar forjar una opinión diferente y personal, eso es lo importante.


Un gran saludo a todos(as) quienes ya han visitado este espacio desde Chile, Mexico, España, Argentina, Peru, Colombia, Estados Unidos, Venezuela, Panama, Brasil, Republica Dominicana, Ecuador, Bolivia, Honduras, Puerto Rico, India, Uruguay, Costa Rica, Portugal, Alemania, Turquía, Italia, Libia, Algeria, Reino Unido y El Salvador y a quienes están próximo a visitar.


Por su atención, muchas gracias.



Post-Scriptum

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La peculiar segunda vuelta electoral chilena 2010

La peculiar segunda vuelta electoral chilena 2010


Veinte años habían ya transcurridos desde el retorno de la democracia al país, la cual había sido liderada por gobiernos de políticas de tendencia central (ni blanco ni negro), que posteriormente formaron una coalición denominada concertación. Por otro lado, a medida que transcurrieron aquellos años, la denominada oposición (de políticas derechistas), fueron creciendo lentamente hasta formar un grupo que marcó un porcentaje importante ya en la última elección presidencial ocurrida en el 2005, en cual la actual presidente Michelle Bachelet ganaría por un porcentaje levemente significativo.

Ya transcurrido gran parte de su mandato, se aproximaron las siguientes elecciones en que hubo una idea central que se repitieron en cada una de las campañas fue “el cambio”. ¿Cambiar qué? El país, el sistema económico, social y político, renovar la ‘vejentud’ de la política, dejar 20 años de monotonía, en fin, un sinnúmero de ideas que en el fondo tocaban los más íntimos lugares de la utopía, que sólo sirven para prometer y ganar adeptos. Típico hecho que ocurre en la mayoría de las campañas de la mayoría de las democracias.
A primera instancia fue una de las cosas que más nos llamó la atención pues todos apuntaron al cambio, todos hablaban del cambio, todos querían un cambio, pero nadie sabía cuál era el cambio. Pues bien, luego de la primera vuelta, quedaron los dos candidatos que representan a la típica división partidista que ocurre en todas las democracias; la dicotomización política, nada de otro mundo. Eduardo Frei y Sebastián Piñera.

Es con este panorama cuando ocurre otra gran llamada de atención, pues, aunque parezca ilógico, ambas campañas le hicieron propaganda a un solo candidato; al, de la hasta entonces, coalición. Fue curioso ver carteles de “no virar a la derecha” o escuchar al candidato de la concentración debatir pensando que su opositor era el siempre polémico Augusto Pinochet. La mayor parte de su campaña la centró en las ideas contra-derechistas, contra la dictadura o gobierno militar (como quieran llamarlo) y contra todo lo malo de aquella ideología que muchas veces sólo se sostente en el pasado ya lejano, en que el dolor de muchos aún se siente. Con estas ideas, lo único que se logró, a nuestro parecer, fue colocar en la mente colectiva a una única ideología, que aunque vista desde un pro o un contra, fue la materia de debate y la idea que imperó en la mayoría de los votantes. Esto, nos recordó mucho a aquella popular ‘magia’ denominada como ‘el secreto’ (posteriormente habrá tema para él), pues justamente en su documental en la parte de la política salió mencionada esta forma de hacer campaña, que para bien o para mal, beneficia al que está en cuestión. Curioso.

Al proceder las votaciones, el recuento de votos y el cómputo, ganó el candidato del “cambio”, lo que ocasionó un efecto prácticamente de escándalo colectivo; la gente a favor celebró efusivamente la llegada de su candidato mientras que sus detractores de inmediato armaron ofensivas en contra, en que muchas incitan al “no dejarlo gobernar”. Más curioso aún que tanto partidarios como opositores marcaron este acontecimiento como un verdadero cambio, pues “el cambio” ocurrió de la forma más inhóspita; una utópica esperanza de que el país cambiará (siguiendo con la palabra ‘mágica’) mientras que hubo una vertiginosa y creciente alusión a que se cometió un gran error y aquel miedo de que ocurra lo pasado se vuelva a repetir.

Sentimos que para hacer política debemos de ser objetivo y no dejarnos dominar por nuestros ideales, que como en la adolescencia ocurre, éstos se dejan dominar por las pasiones. Es cierto, debemos tener las ideas, pero la objetividad no se puede perder y al decir esto nos referimos a que si no ganamos el dulce no debemos tratar de quitárselo al ganador ni el ganador fanfarronear de su logro, pues ello no constituye en lo absoluto al mejoramiento de un país. Además en cuatro años no es un período tan grande en que pueda ocurrir el apocalipsis cristiano. También, si no ocurre aquel “cambio” que todos quieren, será una gran decepción tanto para adeptos como opositores, así que será una difícil labor la que tendrá el nuevo presidente; cumplir “el cambio” y marcar la diferencia frente a los veinte años de la concertación. No todo está perdido ni todo está ganado, recuérdenlo.


Finalmente para cerrar y dejar como reflexión, citar a las palabras del célebre economista ganador del premio Nobel de esta rama y famoso por su película tributo llamada “A beautiful mind” (o “una mente brillante” en español). Con sus cortas palabras corrigió varios siglos de económica pues “lo que debemos hacer es hacer lo mejor para nosotros mismos Y PARA EL GRUPO”. A veces debemos dejar de lado y trabajar en post del objetivo de todos; mejorar el país sin importar quien esté arriba de la pelota.





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