martes, 16 de febrero de 2010

La eterna inocencia

La eterna inocencia

Desde los tiempos de la antigua Grecia ha estado latente la discusión entre el conocimiento adquirido y heredado, donde las escuelas platónicas y aristotélicas mantuvieron aquella dicotomía por el tiempo venidero que terminó con el desarrollo de la genética y, en especial, el estudio del genoma humano, donde, efectivamente, se ha afirmado que el conocimiento es adquirido, mientras que algunas habilidades son innata.

Pero más allá de esta bizantina discusión, el motivo de este tema se debió a la idea de la inocencia y cómo ésta, de alguna forma, nunca se pierde a lo largo de nuestras vidas. ¿Cómo es posible aquello? Podría ser una de las innatas preguntas que eventualmente nacerían frente a esto.

A medida que crecemos vamos adquiriendo conocimientos por doquier, de cada área del lugar del que habitamos y de las habilidades que desarrollamos. En cada momento podemos adquirir y nutrirnos con cuanto conocimiento queramos, pero, al hacerlo, generamos nuevos caminos, nuevas ideas que llevan a buscar más y más conocimientos, llegando a un estadío sin fin, pues, simplemente, a medida que avanzamos en las distintas ramas de la ciencia y la tegnología, los conocimiento crecen más y más, dejando inútil muchos de los que en algún momento adquirimos y usábamos. Esto implica caer en el rito del aprendizaje, volver al camino y producir el mismo efecto anteriormente nombrado.

También, utilizando el enfoque de la inteligencia de Gardner (ver aquí), podemos vivir un efecto similar al anterior, pues personas ‘lógicamente inteligentes” puedes ser unos inocentes en lo que la inteligencia corporal significa.

Respecto a la inocencia en sí, se dice que es el estado del alma limpia de culpa, que podríamos inferir que quien es inocente es feliz o libre o ambas, aunque la libertad va más de la mano. El término correcto que se debió haber utilizado para esto es el de ignorancia, pero, la reflexión es más acorde con la primera, pues la culpa sólo la tenemos gracias a los conocimientos, pues ésta es sólo una causa de un hecho evaluado a posteriori.

Volviendo con el curso principal del tema, la eterna inocencia presente en toda la vida se manifiesta explícitamente en la vejez, donde los cuerpos deterirado son incapaces de adquirir los conocimientos como lo solían hacer en etapas anteriores.
Finalmente, una frase que se ha hecho popular últimamente y que podría resumir el compendio realizado es que la ignorancia es una bendición…

Enigma – Return to innocence



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