viernes, 26 de noviembre de 2010

Aquel pobre diablo...

Aquel pobre diablo...

Érase una vez aquel enigma que sólo vivía encerrado en sí mismo, en su montaña, en su cueva, en donde solo se respiraba soledad y amargura; no había cable a tierra. Era un mundo ficticio del que disfrutaba, un mundo que solamente él veía, un mundo que le tranquilizaba. De vez en cuando trataba de bajar de la montaña pero los efuerzos eran denodados, era truncado por el común, era incomprendido por quienes decían que afecto le tenía.

Por varios años pasó en ese mundo que esporádicamente se veía ofuscado por alguna ideología de algún visitante; un diágnostico solían llamarle y aquellos extraños visitantes se hacían llamar médicos, psicólogos, psiquíatras. De vez encuando, aquel pobre diablo era cegado por la media de los mortales. Jamás podían igualarle, su cognición era su mejor herramienta, su mejor arma de guerra y su más preciado y envidiado elemento, pero también, era su punto de partida, era el pasaje que lo llevaba a diferentes parajes catapultados por las ideas mundanas que incomprendía y la mayoría disfrutaba.

Al borde de la muerte estuvo aquel pobre diablo, al borde de la locura también, siempre al límita de la razón, lo que hizo que tomará fuerza y diera un vuelco en su vida, diera un paso para tratar de "ser como los demás, tratar de vivir como los demás, de pensar como los demás... de sentir como los demás"; cambió de rumbo y se decidió caminar por aquel camino que siempre se devolvía, pero ahora, caminaría en sentido inverso.

Al final del verano, aquel pobre diablo, se lanzó a la conquista del nuevo mundo y, sin saberlo, comenzaría a recorrer el mismo camino que su gran amigo Zaratustra recirrió. Al encontrarse con los mortales no los entendió y trató de trasmitir sus conocimiento, su sabiduría; se obsesionó por tratar de hacer mostrarle a los demás el verdadero mundo abstracto, el verdadero mundo que potenciaria sus capacidades, sus sensaciones y sus libertades. Cayó en un abismo de locas aventuras en que lo normal era un desafío nuevo cada día, trataba siempre de hacer lo mejor y muchas veces prefería caer en hipocresía con total de hacer sentir bien o agradar a quienes lo siguieron. Todo parecía ir bien, pero aquel abstracto mundo que reinaba en su montaña cada vez lo presionaba más para que viera lo que estaba haciendo, los errores que quizás estaba cometiendo, lo que estaba abandonando de sí mismo. Esta dicotomía lo mantuvo perturbado una y otra vez, en tanto la comprensiones de las redes y funciones sociales lo aquejaban una y otra vez. Comenzó a caminar sin rumbo hasta que llegó a una instancia donde la presión lo colmó; se vio que todo había sido una exacerbación de su percepción y lo que de pronto parecía un castillo en el aire de pronto cayó y lo hizo volver a su realidad, a su basta soledad. En paralelo a esto, había comenzado a dejar la hipocresía y había empezado a expresarse como lo hacían sus pares; allí comenzó el hundimiento de aquel pobre diablo, todos esos oídos no comprendían sus palabras, no lo entendía y sólo criticaban tratando de convertirlo en algo que no era, en algo que jamás podría ser, no lo aceptabam, simplemente lo criticaban para convertirlo. Se desesperó y arrancó, decidiendo volver a su antiguo mundo, a su antigua montaña donde la soledad era su única compañera y donde juntos podían observar el mundo deseando algún día ser parte de el y de ayudarlo a ser mejor... quizás aquel pobre diablo cambiará sólo cuando aquella soledad desaparezca de su vida...


*texto producido por el staff de fromdistantearth.blogspot.com, haciendo un tributo al creador de este pequeño lugar en la inmensa red de internet.