martes, 9 de junio de 2009

El error 'amoroso' de Freud según Fromm.

El error 'amoroso' de Freud según Fromm


Leía, lo que para muchos es, la obra magna de Erich Fromm (1900-1980) y encontré un fragmento que me pareció interesante compartirlo con ustedes.

“Hablé antes del error que cometió Freud al ver en el amor exclusivamente la expresión –o una sublimación- del instinto sexual, en lugar de reconocer que el deseo sexual es una manifestación de la necesidad de amor y unión. Pero el error de Freud es más hondo todavía. De acuerdo con su materialismo fisiológico, ve en el instinto sexual el resultado de una tensión químicamente producida en el cuerpo, que es dolorosa y busca alivio. La finalidad del deseo sexual es la eliminación de esa tensión; la satisfacción sexual consiste en tal eliminación. Este punto de vista es válido en la medida en que el deseo sexual opera en la misma forma que el hambre o la sed cuando el organismo se encuentra desnutrido. En tal sentido, el deseo sexual es una comezón, y la satisfacción sexual, el alivio de esa comezón. En realidad, en lo que al concepto de sexualidad se refiere, la masturbación sería la satisfacción sexual ideal. Lo que Freud paradójicamente no tiene en cuenta es el aspecto psicobiológico de la sexualidad, la polaridad masculino-femenina, y el deseo de resolver la polaridad por medio de la unión ese curioso error probablemente viose facilitado por el extremo patriarcalismo de Freud, que lo llevó a suponer que la sexualidad per se es masculina, y le hizo ignorar la sexualidad femenina especifica. Expreso tal idea en Una teoría sexual, diciendo que la libido posee regularmente “una naturaleza masculina”, se trate de la libido de un hombre o de una mujer. La misma idea se expresa, en una forma racionalizada, en la teoría de que el niño experimenta a la mujer como un hombre castrado, y de que ella misma busca diversas compensaciones a la pérdida del genital masculino. Pero la mujer no es un hombre castrado, y su sexualidad es específicamente femenina y no de “naturaleza masculina”.


La necesidad de aliviar la tensión sólo motiva parcialmente la atracción entre los sexos; la motivación fundamental es la necesidad de unión con el otro polo sexual. De hecho, la atracción erótica no se expresa únicamente en la atracción sexual. Hay masculinidad y feminidad en el carácter tanto como en la función sexual. Puede definirse el carácter masculino diciendo que posee las cualidades de penetración, conducción, actividad, disciplina y aventura; el carácter femenino, las cualidades de receptividad productiva, protección, realismo, resistencia, maternalidad. (Siempre debe tenerse presente que en cada individuo se funden ambas características, pero con predominio de las correspondientes a su sexo.) Si los rasgos masculinos del carácter de un hombre están debilitados porque emocionalmente sigue siendo una criatura, es muy frecuente que trate de compensar esa falta acentuando exclusivamente su papel masculino en el sexo. El resultado es el Don Juan, que necesita demostrar sus proezas masculinas en el terreno sexual, porque está inseguro de su masculinidad en su sentido caracterológico. Cuando la parálisis de la masculinidad es más intensa, el sadismo (el uso de la fuerza) se convierte en el principal –y perverso- sustituto de la masculinidad. Si la sexualidad femenina está debilitada o pervertida, se transforma en masoquismo o posesividad.


Se ha criticado a Freud por su sobrevaloración de lo sexual…”.



Cita de Erich Fromm, El arte de amar, pág. 43-44.

*Texto producido por el staff de fromdistantearth.blogspot.com, todos los derechos reservados.

No hay comentarios: