martes, 31 de marzo de 2009

¡Os anuncio al Superhombre!

¡Os anuncio al Superhombre!
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La noche del pasado lunes y debido a un insomnio, es que comencé a releer el libro 'Así habló Zaratustra' de Fiedrich Nietzsche y me pareció muy interesante compartirles el siguiente texto que justamente explica, en parte, lo que es el ya famoso término del 'Superhombre'.
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Entonces, a continuación les dejó un breve extracto de la película 'When Nietzsche Wept' (2007) y otro extracto transcrito del prólogo del libro ya mencionado. Éste último fue tomado del libro 'Así hablaba Zaratustra' (1883), de F. Nietzsche, Págs. 11-15.

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Cuando Zaratustra llegó a la ciudad más próxima, situada a la vera de los bosques, encontró la plaza repleta de gente; se había anunciado que actuaría un equilibrista. Y Zaratustra se dirigió a la muchedumbre y le habló así:
“Os anuncio al Superhombre. El hombre es algo que debe ser superado. ¿Qué habéis hecho vosotros para superarlo?
Hasta ahora, todos los seres se han superado creando; ¿y vosotros queréis ser el reflujo de este gran flujo y retroceder hasta la animalidad, antes que superar al hombre?
¿Qué es el mono para el hombre? ¡Irrisión o penosa vergüenza! Así también el hombre ha de ser para el Superhombre irrisión o penosa vergüenza.
Habéis evolucionado del gusano al hombre, y hay en vosotros todavía mucho del gusano. En un tiempo, fuisteis monos, y todavía el hombre es más mono que ningún mono.
Y hasta el más sabio de vosotros no es más que un ser híbrido, mitad planta mitad fantasma. ¿Acaso os enseñó a llegar a ser fantasmas o plantas?
¡Os anuncio al Superhombre!
El Superhombre es el sentido de la tierra. Que vuestra voluntad diga: ¡sea el Superhombre el sentido de la tierra!
¡Os pido, hermanos, que permanezcáis fieles a la tierra y no creáis a los que os hablan de esperanzas supra terrenales! Son envenenadores, consientes o inconscientes.
Desprecian la vida; llevan dentro de sí el germen de la muerte, y ellos mismos están envenenados . La tierra está cansada de ellos; ¡que mueran, pues, de una vez!
En otros tiempos, pecar contra Dios era el pecado más grave; pero Dios murió, y con él murieron también esos pecadores. Ahora, lo más graves es pecar contra la tierra y poner las entrañas de los inescrutables por encima de la tierra.
En otros tiempos, el alma despreciaba al cuerpo; y en aquel entonces, este desprecio era lo máximo. El alma quería un cuerpo flaco, repugnante y raquítico. Así entendía escaparse de él y de la tierra.
Ah, pero esa alama era aún flaca, repugnante y raquítica; ¡y la crueldad era su voluptuosidad!
Y decid, hermanos: ¿qué expresa vuestro cuerpo acerca de vuestra alma? ¿No es vuestra pobreza e inmundicia y alegría vil?
En verdad os digo que el hombre es un río inmundo. Hay que ser un mar para poder recoger un río sin ensuciarse.
Os anuncio al Superhombre: él es este mar: en él puede desembocar nuestro gran desprecio.
¿Qué es lo más grande que os es dable experimentar? ¡La hora del gran desprecio! ¡La hora en que estéis asqueados incluso de vuestra felicidad, como también de vuestra cordura y vuestra virtud!
La hora que digáis: ‘¿Qué importa mi felicidad? Es pobreza e inmundicia y alegría vil. ¡Pero mi felicidad debía justificar la existencia!’
La hora que digáis: ‘¿Qué importa mi cordura? ¿Acaso apetece el saber como el león su alimento? ¡Es pobreza e inmundicia y alegría vil!’
La hora que digáis: ‘¿Qué importa mi virtud? Nunca aún me ha enardecido. ¡Qué harto estoy de mi bien y de mi mal! ¡Todo es pobreza e inmundicia y alegría vil!’
La hora que digáis: ‘¿Qué importa mi justicia? No veo que yo sea brasa y carbón. ¡Pero el justo es brasa y carbón!’
La hora que digáis: ‘¿Qué importa mi compasión? ¿No es la compasión la cruz en que es clavado quien ama a los hombres? Pero mi compasión no es una crucifixión.’
¿Habéis hablado así alguna vez? ¿Habéis gritado así alguna vez? ¡Ojalá os hubiera oído gritar así!
No vuestro pecado, sino vuestra parsimonia clama al cielo; ¡vuestra parsimonia, incluso en el pecar clama al cielo!
¿Dónde está el rayo cuya lengua de fuego os lamerá? ¿Dónde está la locura que os será inoculada?
Os anuncio al Superhombre: ¡él es este rayo y esta locura!”
Después de que Zaratustra habló así, uno del gentío gritó:
“¡Estamos cansados de oír del saltimbanqui; ahora lo queremos ver!”.
Y todo el mundo se rió de Zaratustra. Y el equilibrista, dándose por aludido, inició su actuación.

4
Zaratustra miró sorprendido a la muchedumbre. Luego habló así:
“El hombre es una cuerda tendida entre el animal y el Superhombre, una cuerda tendida sobre un abismo.
Es peligroso cruzar, es peligroso caminar, es peligroso mirar hacia atrás, es peligroso estremecerse y detener el paso.
Lo que tiene de grande el hombre es el ser puente y, no, fin; en el hombre puede amarse el ser tránsito y extinción.
Amo a los que no saben vivir sino encaminados a la extinción; pues son los que cruzan el abismo.
Amo a los hombres del gran desprecio, pues son los hombres de las grandes reverencias y flechas del anhelo de alcanzar la otra orilla.
Amo a los que no buscan en otros mundos un motivo para hundirse y sacrificarse, sino que se sacrifican por la tierra, para que surja en ella el Superhombre.
Amo al que vive para conocer y quiere conocer para que advenga el Superhombre; así quiere hundirse.
Amo al que trabaja e inventa para levantarle la casa Superhombre y preparar para él la tierra, los animales y las plantas; pues así quiere extinguirse.
Amo al que ama su virtud; pues la virtud es voluntad de extinguirse y flecha del anhelo.
Amo al que no retiene para sí una gota de espíritu, sino que quiere ser en un todo el espíritu de su virtud, así cruza como espíritu el puente.
Amo al que hace de su virtud su afán y fatal destino, pues por su virtud quiere seguir con vida y no quiere vivir más.
Amo al que no quiere tener muchas virtudes. Una virtud es más virtud que dos virtudes, pues es más nudo al que se aferra el fatal destino.
Amo a aquel cuya alma se disipa, que no pide gratitud y no devuelve; pues siempre se da entero.
Amo al que cuando lo favorece la suerte de los dados pregunta avergonzado: ‘¿seré un jugador tramposo?’; pues quiere extinguirse.
Amo al que adelanta palabras de oro a sus actos y siempre cumple más de lo prometido; pues quiere extinguirse.
Amo al que se justifica a las generaciones por venir y redime a las desaparecidas; pues quiere sucumbir a la humanidad presente.
Amo al que castiga a su dios, porque lo ama; pues lo ha de perder la ira de su dios.
Amo a aquel cuya alma es profunda aun en la herida y que es susceptible de sucumbir a cualquier experiencia trivial, pues cruza de buen grado el puente.
Amo a aquel cuya alma está llena de rebosar, así que se olvida de sí mismo y todas las cosas están dentro de él, pues todas las cosas lo hunden.
Amo al que tiene el espíritu libre y el corazón libre; pues su mente no es sino la montaña de su corazón, mas su corazón se hunde.
Amo a todos los que son cual gruesas gotas que una por una caen del nubarrón suspendido sobre los hombres; pues anuncian el rayo y, como anunciadores, se hunden.
Yo anuncio el rayo y soy cual gruesa gota que cae del nubarrón; este rayo se llama Superhombre.”
Saque sus propias conclusiones...
*Texto producido por el staff de fromdistantearth.blogspot.com, todo los derechos reservados.

1 comentario:

Felipe Ignacio Astudillo C. dijo...

me parece haber leído sobre el "superhombre" de nietzsche, bueno un gran saludo simón bastante interesante tu blog.