martes, 10 de noviembre de 2009

Entre la mente y el corazón

Entre la mente y el corazón.
Enigma - Between mind & heart


A ratos podemos pensar que la razón es más importante que el corazón (sentimientos) o, por el contrario, que los sentimientos son más importantes. Esta dicotomía conceptual ha comenzado desde los anales más antiguos de la historia donde las primeras civilizaciones daban sus pasos iniciales en el mundo de la razón para explicar el mundo en el que vivía. De allí, que ésta comenzó a tomar un papel protagonista en la vida de las personas, alcanzando su auge en el siglo XVIII y XIX en donde corrientes como el racionalismo y fenómenos sociales como la revolución industrial daban garantía del poder racional.


La disyuntiva comenzó un siglo más tarde donde las corrientes humanistas y experienciales de la psicología comenzarían a darle una importancia a los sentimientos “haz lo que sientes” por así decirlo, lo que causó importantes avances como la aceptación de la inteligencia emocional y causó múltiples fenómenos sociales como el de los hippies, pináculo de ésta máxima.


Actualmente es normal encontrar a personas que viven en cada uno de los extremos, lo que le causa más de algún problema que se pueden generalizar en una rígida estabilidad y una blanda inestabilidad. La primera lleva a la persona a vivir en una burbuja en que la paz es grande cuando aquella burbujita no se rompe, mientras que para la segunda, su camino la lleva a pasar por experiencias que a luego la llevan a arrepentirse una y otra vez.


La solución para muchos es encontrar el equilibrio, pero ¿cómo lo encontramos? Múltiples caminos tenemos para llegar a la cima de la montaña, pero uno de ellos es que sigamos racionalmente lo que nuestro corazón dice, o sea, utilicemos nuestra razón para construir el camino por donde nuestro corazón quiere pasar, así nos evitamos lo que no nos gusta y conseguimos de mejor manera aquello, pues como dice Nietzsche, los pensamientos son más oscuros, más simples y más vacíos que nuestros sentimientos. O quizás, la metáfora de Jeffrey Zeig (1985) nos sirva para entender esta disyuntiva de vida:

Si las personas batallan contra el viento para llegar a donde quieren llegar,
acaban frustradas y enfadadas.
Si las personas son como las hojas y permiten
que el viento les lleve a donde sopla, acabaran allí donde no quieren y se
sentirán deprimidas.
Si las personas son como avestruces y esconden su cabeza
en la arena para evitar el viento, acaban confusas y embarradas.
Las personas
logran el control negociando con las corrientes del viento y aprovechándolas.


*texto producido por el staff de fromdistantearth.blogspot.com, todos los derechos reservados.

El bicho extraño

El bicho extraño


¿Cómo puede vivir un león entre gatos? ¿Cómo puede un electrón vivir entre protones? ¿Cómo un humano podría vivir entre monos? Con estas preguntas el tema ya se ha introducido pues el problema que existe en alguien cuando es extremadamente diferente a la norma es gigante y apoteótico. El no encontrar iguales que compartan gustos, estilos de vidas, actividades u hobbies pueden embarcarte directamente a la isla de la soledad, la que te lleva a reforzar, aún más, aquella particular cualidad.


Otro caso similar resulta cuando el bicho extraño ya está formado y vuelve a compartir a la sociedad, trata de adaptarse a los demás, compartir sus actividades, etc., y cuando todo le parece bien, se da cuenta de que realmente esas cosas no le son de su agrado y las realiza por convertirse en un ser empático, que abandona, de alguna forma, sus ideales, pues es sabe que la mayoría no los compartirá o agradará, y sigue lo que los demás quieren. Aquel problema también es grande y lleva al bicho a replantearse una y otra vez su vida, tal y como le sucedió al Zaratustra de Nietzsche.


Lo interesante es plantear ¿debe el bicho extraño dejar de serlo para ser aceptado? O ¿los demás deben aceptarlo tal como es? O ¿debe encontrar una equilibrio sin radicalizar ambas posturas anteriores? Quizás la respuesta la tenga el maestro espiritual hindú Rajneesh Cahndra Mohan JAin, más conocido como Osho, quien nos dice que “No importa que te amen o te critiquen, te respeten, te honren o te difamen, que te coronen o te crucifiquen porque la mayor bendición que hay en la existencia es ser tú mismo.”


*texto producido por el staff de fromdistantearth.blogspot.com, todos los derechos reservados.