jueves, 12 de enero de 2012

Yo amo...

Yo amo...

"Zaratustra miró sorprendido al a muchedumbre. Luego habló así:
"El Hombre es una cuerda tendida entre el animal y el Superhombre, una cuerda tendida sobre un abismo. Es peligroso cruzar, es peligroso caminar, es peligroso mira hacia atrás, es peligroso estremecerse y detener el paso. Lo que tiene de grande el hombre es el ser puente y, no fin; en el hombre puede amarse e ser tránsito y extinción.
Amo a los que no saben vivir sino encaminados en la extinción; pues son los que cruzan el abismo.
Amo a los hombre del gran deprecio, pues son los hombres de las grandes reverencias y flechas de anhelo de alcanzar la otra orilla.
Amo a los que no buscan en otros mundos un motivo para hundirse y sacrificarse, sino que se sacrifican por la tierra, para que surjan en ella el Superhombre.
Amo al que vive para conocer y quiere conocer para que advenga el Superhombre; así quiere hundirse.
Amo al que trabaja e inventa para levantarle la casa al Superhombre y preparar para él la tierra, los animales y las plantas; pues así quiere extinguirse.
Amo al que ama su virtud; pues la virtud es voluntad de extinguirse y flecha de anhelo.
Amo al que no retiene para sí una gota de espíritu, sino que quiere ser en todo el espíritu de su virtud, así cruza como espíritu el puente.
Amo al que hace de su virtud un afán y fatal destino, pues por su virtud quiere seguir con vida y no quiere vivir más.
Amo al que no quiere tener muchas virtudes. Una virtud es más virtud que dos virtudes, pues es más nudo al que se aferra el fatal destino.
Amo a aquel cuya lama se disipa, que no pide gratitud y no devuelve; pues siempre se da entero.
Amo al que cuando lo favorece la suerte de los dados pregunta avergonzado '¿seré un jugador tramposo?'; pues quiere extinguirse.
Amo al que adelanta palabras de oro a sus actos y siempre cumple más de lo prometido; pues quiere extinguirse.
Amo al que justifica a las generaciones por venir y redime a las desaparecidas; pues quiere sucumbir a la humanidad presente. 
Amo al que castiga a su dios, porque lo ama; pues lo ha de perder la ira de su dios. 
Amo a aquel cuya alma es profunda aun en la herida y que es susceptible de sucumbir a cualquier experiencia trivial, pues cruza de buen grado el puente.
Amo aquel cuya alma es profunda aun en la herida y que es susceptible de sucumbir a cualquier experiencia trivial, pues cruza de buen grado el puente.
Amo a aquel cuya alma está llena a rebosar; así que se olvida de sí mismo y todas las cosas están dentro de él, pues todas las cosas lo hunden.
Amo al que tiene el espíritu libre y el corazón libre; pues su mente no es sino la entraña de su corazón lo hunde.
Amo a todos los que son cual gruesas gotas que una por una caen del nubarrón suspendido sobre los hombres; pues anuncian el rayo y, como anunciadores, se hunden.
Yo anuncio el rayo y soy cual gruesa gota que cae del nubarrón; este rayo se llama Superhombre""1


1 Citado de "Así hablaba Zaratustra",  Friedrich  Nietzsche, Ed. Longseller 2005, pág 13-15 

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